Uno de los problemas más molestos con el que lidian las personas con sobrepeso es la ‘panza’ o grasa abdominal. Aunque parezca solo una preocupación estética, esta grasa es de la más peligrosa ya que se acumula alrededor de los órganos.
Además, aumenta las probabilidades de padecer cardiopatías o enfermedades del corazón, diabetes y demás problemas de salud. Es así que un síntoma de buena condición física pasa por tener controlada la cantidad de grasa abdominal, aunque esto no es tarea fácil
Si lo has intentado pero no consigues resultados, tal vez sea por alguna de las siguientes razones. Si estás interesado en hacerlo, aquí verás por dónde debes comenzar.
Comes demasiados bocadillos
Aunque los nutricionistas recomiendan comerlos entre comidas, no significa que te la pases comiendo. Menos si son poco saludables. Recuerda que todo aporta calorías. Puedes reemplazarlos sin problemas por tus frutas favoritas.
Tomas muy pocos probióticos
Tal vez hayas oído de la flora intestinal. Debes saber que ella juega un papel muy importante en nuestro peso. Nuestros intestinos son habitados por una cantidad de bacterias, unas beneficiosas y otras no tanto. Alimentos probióticos como el yogurt ayudan a mantener a las ‘buenas’ en equilibrio. Un desbalance entre los tipos de bacteria aumenta el riesgo de obesidad.
Improvisas tus comidas
Una clave para mantener el peso ideal pasa necesariamente por planificar y organizar correctamente tu alimentación ¿Alguna vez te faltó qué comer y de inmediato pensaste en una ensalada? ¿O más bien te sentiste tentado a comer comida grasosa o chatarra? Exacto. Para evitar estas situaciones lo mejor es siempre pensar en qué comerás al día siguiente.
Comes muchas frituras
La tentación es irresistible para muchos al punto que las han vuelto casi una costumbre religiosa. Sin embargo, las frituras son lo peor en lo que puedes pensar si quieres desaparecer tu grasa abdominal, pues estos alimentos contienen lo más dañino para tu peso y salud: la grasa trans. Dile adiós a las frituras y déjalas solo como un antojo. Reemplázalas por buenas proteínas y vegetales.
Comes compulsivamente
Aunque lo hagamos a escondidas, todos sabemos que a la mitad de la noche podemos levantarnos a asaltar el refrigerador. Si ese es tu caso, sin embargo, no hay duda. Te has convertido en un glotón compulsivo y estás comiendo por pura ansiedad. Cuando esos sentimientos de nerviosismo o tristeza golpean, busca otras actividades para calmarte, lejos de la comida.
Eres tacaño con los vegetales
Aunque no lo sepas, se supone que una dieta normal y sana está compuesta sí o sí por vegetales. Cada una de tus comidas debería tener tu plato cubierto de vegetales, al menos un cuarto y mucho mejor, la mitad. Entonces, ¿por qué sigues huyendo de ellos? Son buenos y ricos en fibra, además que evitarán que acudas a alimentos no saludables. Acostúmbrate a las verduras cocinándolas con buenos condimentos.
Te ´saltas’ comidas
Hay mil razones por las que continúas haciéndolo a pesar de que te han repetido otras mil veces que no es bueno para ti, pero es mejor que lo sepas: el no desayunar, almorzar o cenar no quiere decir ni por asomo que perderás peso. Al contrario, tu metabolismo se hará más lento (quemarás menos calorías) y además tarde o temprano el hambre te va a contraatacar de tal forma que querrás comerte lo primero que veas. En serio, olvida este mal hábito si quieres bajar la panza.
Todo lo arreglas con café
No hay como el café para empezar la mañana, ¿verdad? Esto tiene una explicación casi segura: no estás descansando bien y probablemente sea porque no estás durmiendo las 7 horas que una persona adulta necesita para hacerlo. No te engañes, el café no arregla para nada lo que le estás haciendo a tu salud. Además de que nunca le dirás adiós a la panza de ese modo, no dormir bien altera tu metabolismo y te impide rendir al 100% durante el día.
Casi nunca te ejercitas
No solo es lo que comes, sino lo que haces. Una dieta no garantiza resultados visibles (como decirle adiós a la panza) si no la combinas con ejercicio, pero que sea contante. Recuerda que el ejercicio hace que los músculos quemen la grasa para generar la energía necesaria en lugar de almacenarla. Necesitas al menos 150 minutos de actividad aeróbica por semana.
Te frustras
¿A pesar de que has hecho tu mejor esfuerzo no has podido lograr tu meta? Lógicamente después de consultar una segunda opinión, comprender que este no es un camino rápido y ser honesto contigo mismo (¿de verdad hiciste lo mejor?) lo que de verdad debes hacer si quieres decir adiós a la panza es no dar marcha atrás. Regresar a tus malos hábitos no es una solución, sino tirar todo a la basura. Consulta a una especialista que pueda orientarte y detectar qué es lo que ocurre.
Siempre estás buscando algo dulce
Comiendo los postres tradicionales, ricos en grasas y azúcares, no llegarás a ningún lado por más que te encanten y no puedas vivir sin ellos. Por el contrario, ellos favorecen que la grasa se aloje en tu abdomen. Algo dulce después de tu almuerzo o cena bien pueden ser frutas. También existen alternativas saludables para no privarte de ese gusto y cuidarte al mismo tiempo.
Hay muchas razones por las que tu rutina no puede estar funcionando. Debes saber que cada cuerpo funciona distinto, pero si te has identificado con una o más razones de las que mostramos aquí, tal vez esa sea la pista que tienes que seguir para lograr tus objetivos ¡No te rindas!
