Miles de manifestantes que acampaban pacíficamente por la defensa de un parque público, terminaron enfrentándose a la policía, luego de una semana de intensas protestas que se extendieron por toda Turquía.
Los ciudadanos turcos se mostraron indignados contra la islamización y el autoritarismo del primer ministro Recep Tayyip Erdogan.
La Policía de Ankara recurrió a gases lacrimógenos y cañones de agua para dispersar a los manifestantes reunidos en el centro de la ciudad.
En la convocatoria celebrada en la plaza central de Ankara han participado unos 5.000 activistas. Las autoridades locales aseguran que la situación "está bajo control".