Salud

Hace 3 horas

Cabecear balones podría tener consecuencias en la salud cerebral, advierte estudio

Futbolistas que cabecean más de 3,000 veces al año mostraron un peor rendimiento en pruebas cognitivas. Un análisis publicado en Neurology advierte sobre cambios en la corteza cerebral.

Cabecear balones podría tener consecuencias en la salud cerebral, advierte estudio

Futbolistas que cabecean más de 3,000 veces al año mostraron un peor rendimiento en pruebas cognitivas. Un análisis publicado en Neurology advierte sobre cambios en la corteza cerebral.




Todos recordamos esos goles históricos que nacieron de un cabezazo espectacular o, en la vida diaria, cuando en una pichanga alguien mete la cabeza para rechazar un balón y salvar a su equipo. Pero lo que muchos no saben es que esta acción tan común en el fútbol podría tener un costo oculto para la salud cerebral. Así lo revela un estudio publicado el 17 de septiembre en la revista Neurology, donde especialistas encontraron vínculos entre el cabeceo repetitivo y un deterioro en la memoria y el aprendizaje.

Cuando la pelota deja huella en la mente

Los investigadores analizaron a 352 futbolistas aficionados de Nueva York, con una edad promedio de 26 años, además de un grupo de atletas que practicaban deportes sin contacto. Tras dividir a los jugadores según la cantidad de cabezazos anuales, detectaron que quienes registraban más de 3,000 impactos con la cabeza presentaban cambios notables en la materia blanca cerebral, particularmente en la región orbitofrontal, ubicada sobre los ojos.

El contraste fue claro: los futbolistas con más cabezazos mostraron más interrupciones en los pliegues cerebrales y, además, obtuvieron peores resultados en pruebas de memoria y aprendizaje en comparación con quienes casi no usaban la cabeza en el juego. En otras palabras, mientras más veces se golpeaba el balón con la frente, mayores eran las señales de afectación cerebral.

Michael Lipton, profesor de radiología en la Universidad de Columbia y autor principal del estudio, explicó que estas evidencias confirman que los golpes repetidos en la cabeza, incluso sin llegar a ser conmociones, pueden dejar huellas en el cerebro. Para el especialista, el reto ahora es desarrollar métodos que permitan detectar estas lesiones de manera temprana y así proteger mejor a quienes practican este deporte.


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