En la isla de Okinawa, al sur de Japón, los habitantes gozan de una notable longevidad, con una de las mayores concentraciones de centenarios en el mundo. La clave parece estar en su dieta tradicional, que se caracteriza por ser baja en calorías y grasas, pero rica en carbohidratos y antioxidantes. A diferencia de otras regiones de Japón, donde el arroz es el alimento básico, en Okinawa predominan las batatas (camote o boniato) en sus variedades naranjas, moradas y blancas. Este tubérculo es fundamental para mantener niveles estables de azúcar en la sangre y promover una salud óptima.
Además, la dieta incluye una gran cantidad de verduras, legumbres y tofu, mientras que el consumo de carne, pescado y lácteos es mínimo, representando menos del 1% de la ingesta diaria. Esta dieta basada en plantas es altamente antiinflamatoria, lo que contribuye a reducir el riesgo de enfermedades crónicas y promueve una vida más larga y saludable.
HARA HACHI BU: EL ARTE DE COMER CON MODERACIÓN
Uno de los pilares de la dieta de Okinawa es el "hara hachi bu", una práctica que consiste en comer solo hasta sentirse un 80% lleno. Esta moderación no solo previene el exceso de calorías, sino que también se ha relacionado con una mayor longevidad y un mejor control del peso. Según estudios, esta forma de restricción calórica natural ayuda a reducir la inflamación crónica de bajo grado a nivel celular, un factor clave en el envejecimiento y en enfermedades como las cardíacas, el cáncer y la diabetes.
Craig Willcox, profesor de gerontología de la Universidad Internacional de Okinawa, señala que "la dieta es rica en fitonutrientes, incluyendo antioxidantes, y baja en carga glucémica", lo que es crucial para prevenir enfermedades relacionadas con la edad. Esta combinación de alimentos y prácticas alimenticias es fundamental para el bienestar y la longevidad.
LOS DESAFÍOS DE LA MODERNIDAD Y LA PÉRDIDA DE UN LEGADO
A pesar de sus beneficios, la dieta de Okinawa enfrenta desafíos en la actualidad. La influencia occidental ha introducido alimentos procesados y un mayor consumo de carne, lo que ha afectado negativamente la salud de las nuevas generaciones de Okinawa, aumentando las tasas de obesidad y enfermedades crónicas. Sin embargo, los principios fundamentales de la dieta siguen siendo un modelo de salud y sostenibilidad para todo el mundo.
David Katz, fundador del Centro de Investigación de Prevención de la Universidad de Yale, resalta que “cualquier discusión sobre dieta y salud debe abordar la sostenibilidad y la salud planetaria”. La dieta de Okinawa, con su enfoque integral que combina nutrición, moderación y actividad física, sigue siendo una inspiración poderosa para quienes buscan una vida larga y saludable.