La importancia de la comunicación no verbal es innegable en el entramado de nuestras interacciones diarias. Marcelo Sola, un experto en el tema, señala que un significativo 55% de la comunicación es corporal, lo que incluye gestos faciales como la mirada.
Este tipo de comunicación puede reforzar o contradecir lo que decimos con palabras, jugando un papel crucial en cómo somos percibidos por los demás.
LA MIRADA EN EL CENTRO DE LA COMUNICACIÓN
La mirada, según Fran Carrillo y otros expertos, es un indicador clave de confianza y emociones. Evitar el contacto visual puede interpretarse como falta de sinceridad o inseguridad. Sin embargo, también puede ser un indicativo de otras dinámicas psicológicas.
Ronald E. Riggio ha descubierto que, paradójicamente, los mentirosos pueden mantener contacto visual intenso, conocedores de que así compensan la percepción de deshonestidad.
CULTURA Y CONTACTO VISUAL
El significado y la importancia del contacto visual varían enormemente entre culturas. En los Estados Unidos, se valora mucho el contacto visual directo, mientras que en culturas como la japonesa, puede considerarse inapropiado o incluso agresivo. Esta variabilidad cultural muestra que la interpretación de las señales no verbales puede depender en gran medida del contexto cultural de los interlocutores.
RAZONES PARA DESVIAR LA MIRADA
Aparte de las razones culturales, hay causas psicológicas como la ansiedad social que pueden hacer que una persona evite el contacto visual. Los estudios sugieren que actividades cognitivas intensas, como buscar palabras complejas, pueden hacer que desviemos la mirada para concentrarnos mejor. Además, la intensidad de la mirada puede afectar cómo se perciben ciertas emociones, como la ira o la vergüenza.
ESTRATEGIAS PARA MEJORAR EL CONTACTO VISUAL
Expertos recomiendan prácticas para quienes encuentran difícil mantener la mirada. Estas incluyen el uso de la mirada para regular los turnos de palabra, aumentar la confianza, o incluso manejar la ansiedad mediante la respiración.
También sugieren técnicas para quienes por timidez o vergüenza evitan el contacto visual, como mirar a un punto fijo en el rostro del interlocutor o usar el movimiento para aliviar la presión de una mirada directa.
