Estudios recientes plantean que la ketamina, una molécula con una controvertida reputación, podría ayudar de manera positiva a las personas que padecen depresión, en especial cuando otros tratamientos no funcionan.
La investigadora Julaine Allan, especializada en salud mental, explicó que hay una gran necesidad por nuevos tratamientos para las depresiones graves y la ketamina resulta “prometedora”.
En primer lugar, la ketamina no es un antidepresivo, como los desarrollados desde la década de 1960, se trata de un anestésico, pero desde hace 20 años, aproximadamente, los psiquiatras la consideran una posible solución a la depresión.
Una de las diferencias con los antidepresivos habituales es que la ketamina actúa de manera rápida, pero aún se desconoce con exactitud los mecanismos fisiológicos que provoca para aliviar los síntomas depresivos.
CASOS EXTREMOS
Según los expertos, la ketamina podría ser beneficiosa en dos casos: cuando se necesita un tratamiento puntual y urgente, más aún frente a crisis suicidas, aunque no únicamente en esos casos.
También, cuando ningún medicamento habitual funciona, como en el caso de depresiones llamadas resistentes. Son varios estudios que se han publicado en revistas prestigiosas donde se refiere a la ketamina como un medicamento de interés para estos dos casos puntuales.
Por otro lado, aunque hay varios especialistas que aprueban su uso para los casos anteriormente mencionados, aún existe el temor de que este fármaco pueda causar adicción, sobre todo porque a menudo es usada como una droga. Ante esta situación, el reto es, por ahora, reducir el riesgo de abuso, así como los efectos secundarios como la aparición de trastornos disociativos de la personalidad.