Según el Sistema Nacional de Defunciones (SINADEF), desde que se inició la emergencia sanitaria por la pandemia de la Covid-19, un total de 432 personas decidieron acabar con sus vidas. De esta cifra, 70 son menores de 18 años, siendo la región Cusco la que presentó la mayor cantidad de casos.
Carolina Ferrer, médico psiquiatra del Hospital Alberto Sabogal del Seguro Social de Salud (EsSalud), advirtió sobre la importancia de observar los cambios emocionales en los menores del hogar a fin de evitar decisiones que tengan consecuencias fatales, pues las conductas suicidas en una persona vienen procedidas de señales verbales y de conducta.
“Es probable que manifiesten su intención de querer quitarse la vida, hablan sobre el deseo de morir, pero muchas veces no son tomados en serio. Además, suele haber un alejamiento de las cosas que les gusta, ya no disfrutan de sus pasatiempos favoritos, hay alteraciones en su ritmo de vida, en el sueño y la alimentación”, precisó la especialista.
FALLECIMIENTO DE FAMILIARES LOS VUELVE MÁS VULNERABLES:
Ferrer consideró que atender la salud mental y el bienestar psicosocial en momentos de emergencia, es tan importante como atender la salud física. Los menores con trastornos graves preexistentes se tornan aún más vulnerables debido al desplazamiento, al desamparo y el cambio repentino en sus actividades diarias.
Otro elemento condicionante en estos momentos de emergencia, podría ser la sensación de pérdida. Todos tenemos a un conocido que ha sido separado de una persona querida por causa del coronavirus, esto también lleva a una depresión.
La especialista Carolina Ferrer explica que estos signos de alerta deben recibir atención inmediata, y si el menor empieza a presentar cambios repentinos en su conducta debe ser escuchado y recibir el apoyo familiar y de los amigos. Señala además que nunca se deben subestimar sus palabras o sus actitudes para evitar que lleguen a tomar la decisión fatal.