Estados Unidos vive una de sus temporadas de gripe más duras. Al menos 30 niños han muerto, según informa el Centro de Control y Prevención de Enfermedades (CDC) Sin embargo, una pregunta que muchos se hacen es ¿Cómo puede algo ‘inofensivo’ como una gripe matarnos?
En realidad, aunque la mayoría de la gente no muere por la gripe en sí, los niños pequeños y personas con otras enfermedades del corazón, pulmones o diabetes tienen riesgos más altos. Los adultos pueden sucumbir de tres formas: neumonía, sepsis y ataques cardíacos.
La neumonía puede desarrollarse en una persona infectada con influenza y causa que los pequeños sacos de aire en los pulmones (los alvéolos) se llenen con fluidos o pus, lo cual puede causar la muerte del enfermo.
En la sepsis, el virus de la influenza puede provocar que el cuerpo libere químicos en la sangre para combatir la infección, lo que a su vez detona una inflamación en el cuerpo. Dicha inflamación puede llevar a una falla múltiple del organismo.
Sobre los ataques al corazón, un estudio reciente publicado en el New England Journal of Medicine descubrió que una persona es seis veces más propensa a un ataque la semana después de ser diagnosticada con gripe, a comparación con el año anterior o posterior a la infección.
Los expertos están instando a la gente a vacunarse, aunque esto no siempre pueda prevenir una infección del virus.
