Miles de personas viven en peligro en distintos asentamientos humanos de la capital, donde la mayoría de viviendas han sido construidas sobre bases inestables, principalmente pircas, lo que las hace extremadamente vulnerables ante un sismo de gran magnitud.
Las casas, muchas de ellas levantadas con materiales precarios, albergan a familias que aseguran vivir con temor constante. “Aquí la gente tiene miedo por los temblores. Yo vivo en una casa sobre una pirca, y tengo miedo. Cuando llueve no se puede ni caminar, y el viento se lleva todo”, relató una vecina.
SIN SERVICIOS BÁSICOS
Los residentes afirman que se ven obligados a vivir en estas condiciones debido al abandono por parte de las autoridades. Además de la fragilidad estructural, carecen de servicios básicos como agua y desagüe, y apenas se abastecen de electricidad.
Algunas viviendas están hechas de ladrillo, lo que agrava el riesgo, ya que el suelo donde están asentadas es inestable y sigue cediendo día a día. La mayoría de los vecinos reconocen que no tienen otra alternativa: no cuentan con otro lugar a dónde ir.
Incluso hay antecedentes de deslizamientos que han provocado la caída total o parcial de varias casas. A pesar de ello, muchas familias permanecen en sus hogares, aferrándose a la única opción habitacional que tienen.