Una cámara de Panorama recorrió en exclusiva al jirón Zepita, en el Cercado de Lima, e ingresó al “búnker” de una mafia que lucra con la prostitución callejera. Con apoyo de la Policía Nacional y la Municipalidad de Lima, nuestro reportero Marcos Matías comprobó que en este local operaban varias habitaciones donde mujeres eran obligadas a captar clientes bajo vigilancia de cámaras de seguridad. Las tarifas iban desde 50 soles por servicio, más 20 soles adicionales por el alquiler del hostal.
Este recorrido mostró cómo esta organización criminal actúan con total impunidad en pleno centro de la capital, amenazando de muerte a las mujeres que no cumplan con sus exigencias. Pero no solo se trata de explotación sexual, sino también de una creciente ola de delincuencia en calles aledañas. En jirones como Quilca y Ocoña, delincuentes al paso interceptaban a transeúntes para robarles sus pertenencias. Sin embargo, gracias al sistema de videovigilancia, varios sujetos fueron capturados por serenos.
El problema se extiende a otros puntos emblemáticos del Centro de Lima. En el parque Neptuno, por ejemplo, se constató la venta de marihuana y cocaína durante las noches, cuando disminuye la presencia policial y del serenazgo. Los comercializadores de droga operan a plena vista, consolidando este espacio como un foco del microtráfico en la zona céntrica de Lima.
HAMPA E INSEGURIDAD
Incluso, la Plaza San Martín se ha visto tomada por personas de mal vivir, que en horas de la noche consumen alcohol y drogas en las bancas del histórico espacio público. Esta realidad, que se repite a diario, refleja la difícil situación de seguridad en el corazón de Lima, donde la prostitución clandestina, el microtráfico y los robos convierten las noches en un escenario peligroso.