Chiclayo vive días de júbilo tras la elección de Robert Francis Prevost como papa León XIV, el primer pontífice con nacionalidad peruana. Aunque nacido en Chicago, Estados Unidos, su vida pastoral estuvo profundamente ligada al norte del Perú, donde sirvió durante más de 40 años. Su nombramiento ha sido recibido con entusiasmo por fieles y religiosos que lo recuerdan como un líder cercano, comprometido con el pueblo y profundamente humano.
Desde su llegada al país en 1985 como misionero de la Orden de San Agustín, Prevost se dedicó a acompañar a comunidades en lugares como Chulucanas, Trujillo, Apurímac e Iquitos. En 2015, fue nombrado obispo de Chiclayo por el papa Francisco, ciudad donde dejó una huella imborrable por su lucha contra la corrupción y su defensa de los más vulnerables. En su labor, no dudó en viajar a caballo hasta las zonas más alejadas de Lambayeque para llevar consuelo y apoyo a las poblaciones más olvidadas.
El padre Jorge Millán, sacerdote chiclayano y amigo íntimo del nuevo pontífice, recordó en entrevista con Panorama la cercanía y sensibilidad de Robert Prevost con las poblaciones más pobres. A pesar de su origen extranjero, asumió la nacionalidad peruana y se integró plenamente a la vida local, siendo considerado por muchos como “uno más del pueblo”. Su elección como papa León XIV ha sido vista como una esperanza para una Iglesia más inclusiva y comprometida con las realidades de América Latina.
EL PAPA ES PERUANO
Durante su primer mensaje como sumo pontífice, León XIV hizo un llamado a la paz global y al diálogo en conflictos como los de Ucrania y Gaza, reafirmando su enfoque en la justicia social. Su historia personal, marcada por el servicio humilde y el acompañamiento a los más necesitados, ha emocionado a millones. Hoy, el Perú y especialmente Chiclayo, celebran con orgullo a quien consideran no solo el papa del mundo, sino también el papa del pueblo peruano.