En la noche más fría de Lima, un equipo de Panorama salió a las calles para ser testigo de la fortaleza y el empuje de muchas personas que tienen que trabajar de madrugada, soportando este crudo invierno, con el único objetivo de llevar el sustento a sus hogares y así sacar adelante a sus familias.
Es el caso de Samuel, un esmerado llantero que trabaja de noche. Tiene su taller frente al Mercado Mayorista de Santa Anita y se encarga de reparar los neumáticos durante la madrugada. Debido al intenso frío, tiene que usar ropa abrigadora, pero asegura que nada lo detiene si se trata de ganarse unos centavos.
Así como él, cientos de limeños también tienen que laborar de noche a pesar de las bajas temperaturas. Un claro ejemplo son los vigilantes, los recicladores, los barrenderos, los recolectores de basura, los que riegan los parques y hasta las trabajadoras sexuales que tampoco se amilanan ante el frío.
DRAMA EN LOS HOSPITALES
Una mención aparte para las personas que tienen que pernoctar en los hospitales porque sus familiares se encuentran delicados de salud. Tienen que dormir sentados en sillas, abrigados con mantas o frazadas con la esperanza de que sus seres queridos puedan recuperarse lo más pronto posible.