Mientras muchos ciudadanos cumplían con el toque de queda, se protegían y cuidaban a su familia de un posible contagio del coronavirus, que a la fecha ya cobra la vida de 19 614 personas en nuestro país, según el Ministerio de Salud. Decenas de sujetos irresponsables burlaban el estado de emergencia y todas las medidas establecidas por el Ejecutivo y eran totalmente indiferentes frente a la muerte. Mientras se reían y burlaban, la COVID-19 se paseaba por bares clandestinos, centros de diversión y casas convertidas en verdaderas bombas infecciosas.
Hombres, mujeres, ancianos, todos ingresaban a locales clandestinos sin mascarilla. La vida la tomaban como un juego, qué importa si hay alcohol en abundancia para olvidarse de ello. La intervención de las autoridades en estos casos es cuestión de salvar vidas y resguardar la salud de todos.
Durante un recorrido por bares clandestinos, más de 30 bebedores recluidos sin respetar el distanciamiento social, sin mascarillas, ni ningún tipo de medidas de protección, se sentían totalmente ajenos frente a la lista de los más de 420 infectados en el país.
