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Cibercontrol en parejas jóvenes: una forma de violencia que pasa desapercibida

Un estudio revela que uno de cada tres universitarios ha vivido o ejercido conductas de control digital en el último año.




Un reportaje realizado por la periodista Vanessa Galván para Panamericana Televisión ha sacado a la luz una problemática que muchos jóvenes aún no reconocen como violencia: el cibercontrol en relaciones sexoafectivas. Aunque se basa en una investigación desarrollada en 2024 por la Pontificia Universidad Católica del Perú, el informe enfatiza que este tipo de conductas —como exigir contraseñas, revisar teléfonos o controlar la ubicación de la pareja— siguen siendo frecuentes y están profundamente normalizadas. “Las cifras revelan un alto nivel de normalización de las conductas de control en los vínculos sexoafectivos”, explicó Cynthia Katherine Sarmiento Viena, especialista en género, tecnología y violencia.

Entre el cuidado y el control: una frontera peligrosa

Durante el informe, Sarmiento Viena explicó que muchas de estas acciones se presentan bajo la apariencia de preocupación o cercanía, pero terminan vulnerando derechos. “Puede ser una conversación propia de la dinámica íntima, saber, por ejemplo, qué está haciendo la otra persona, como una genuina preocupación”, señaló. Sin embargo, advirtió que se convierte en cibercontrol cuando se exige saber con quién interactúa la pareja en línea o se demanda acceso a sus redes: “Esas son conductas de control y vigilancia que no se pueden permitir en ese tipo de vínculos”.

La periodista recogió además testimonios de ciudadanos con opiniones diversas sobre estas prácticas. “Normal, cualquiera puede ver o agarrar el teléfono de cualquiera”, dijo un joven entrevistado. Otros fueron más críticos: “Estás invadiendo la privacidad de la otra persona para que estés con alguien en el que no confías”, señaló otro. Estas respuestas reflejan lo que la especialista denomina la persistencia de mitos del amor romántico: “Este tipo de conducta se normaliza gracias a creencias que legitiman los celos como prueba de amor”.

El informe de Panamericana concluye alertando que uno de cada tres estudiantes encuestados en la PUCP admitió haber sido víctima o autor de cibercontrol en el último año. Conductas como revisar dispositivos, exigir que se borren contactos o monitorear la ubicación son vistas por muchos como gestos de afecto, cuando en realidad vulneran la autonomía. “La frontera está en el respeto a la autonomía del otro”, afirmó Sarmiento Viena, recordando que toda relación sana debe estar basada en la confianza y el respeto mutuo.


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