Cuando se habla de sismos en Lima, muchos imaginan daños en zonas céntricas o en edificios antiguos del Centro Histórico. Sin embargo, según un informe de la Agencia Andina hay un punto de la capital donde el peligro es aún mayor: el asentamiento humano Lomo de Corvina, en Villa El Salvador. Este lugar, surgido en 2002 como producto de la expansión urbana informal, se levanta sobre un terreno de dunas sueltas y pendientes pronunciadas que lo hacen extremadamente vulnerable ante un movimiento telúrico de gran magnitud.
Un suelo que puede convertirse en lodo
De acuerdo con el Instituto Geofísico del Perú (IGP), la mayor amenaza en esta zona no es solo la calidad de las construcciones, sino el comportamiento del suelo en sí. La combinación de arena fina y humedad puede generar un fenómeno conocido como licuefacción, en el que el suelo pierde su solidez y se comporta como un líquido. Esto compromete gravemente la estabilidad de las edificaciones, que podrían inclinarse, desplazarse o incluso colapsar por completo.
A raíz del reciente sismo de magnitud 6.1 que sacudió Lima y el Callao, expertos han vuelto a poner el foco en Lomo de Corvina. Las viviendas construidas sin estudios técnicos ni regulaciones, sumadas al riesgo geológico del terreno, conforman un escenario de alto peligro. En caso de un sismo más potente, las consecuencias serían devastadoras: colapso de viviendas, fallas en los sistemas de agua y desagüe, y posibles deslizamientos de tierra.
La vulnerabilidad de Lomo de Corvina no es un secreto para las autoridades ni para los especialistas. Sin embargo, los años pasan y la urbanización continúa avanzando sin un plan integral de mitigación de riesgos. Si no se toman medidas concretas, esta zona podría convertirse en una de las más afectadas cuando llegue el inevitable gran sismo que los científicos vienen advirtiendo desde hace años.
