El Sodalicio de Vida Cristiana, sociedad de vida apostólica fundada en Perú en 1971, fue suprimido oficialmente mediante un decreto firmado en presencia de Sor Simona Bramilla, prefecta del Dicasterio para Institutos de Vida Consagrada.
La decisión, aprobada por el papa Francisco, llega tras años de denuncias por abusos físicos, psicológicos y sexuales cometidos al interior de la organización. En un comunicado, el Sodalicio pidió perdón a las víctimas, a la Iglesia y a la sociedad, aunque omitió mencionar a su fundador, Luis Figari, acusado de ser el principal perpetrador.
"Reiteramos nuestro sincero pedido de perdón por los maltratos y abusos cometidos en nuestra comunidad. Pedimos perdón también a toda la Iglesia y a la sociedad por el dolor ocasionado", señala el comunicado.
Reparaciones económicas a víctimas
Según el informe final de reparaciones, 93 víctimas (74 exmiembros del Sodalicio, nueve mujeres y 89 hombres) recibieron indemnizaciones que superan los cinco millones de dólares. Además, se brindó apoyo terapéutico y asistencia solidaria a 12 personas que no cumplieron los criterios para ser reconocidas como víctimas.
Silencio sobre Figari y rol del comisario apostólico
El comunicado no hizo referencia a Figari, quien lideró el Sodalicio hasta 2010 y enfrenta múltiples acusaciones de abuso. En su lugar, la institución agradeció a sodálites, laicos y clérigos, enfatizando que “el Señor tiene caminos misteriosos para renovar todas las cosas”.
Cabe resaltar, que Monseñor Jordi Bertomeu Farnós fue designado por el papa Francisco como Comisario Apostólico para ejecutar la disolución, que incluye la redistribución de bienes y el cierre definitivo de sus actividades.
Contexto y reacción el Vaticano
El Sodalicio, creado como un movimiento laico para promover la evangelización, acumuló poder en Perú y otros países antes de que las denuncias por abusos estallaran públicamente en 2015. La intervención del Vaticano se formalizó en 2022 con una investigación que confirmó “graves faltas” en su gobierno interno.