Lo que debía ser una jornada de emoción y música terminó convirtiéndose en una experiencia angustiante para varios fanáticos de la banda surcoreana Stray Kids. Desde la noche anterior al concierto, decenas de jóvenes acamparon en los alrededores del estadio de San Marcos para asegurar un buen lugar de ingreso. Sin embargo, la expectativa se vio opacada por la aparición de extorsionadores que exigieron el pago de una “cuota” a cambio de seguridad en la zona.
Según testimonios grabados por los asistentes, una mujer se acercó a los grupos que acampaban y solicitó hasta 200 soles por carpa, argumentando que se trataba de una colaboración para “el negocio” y para que supuestamente fueran protegidos en un barrio “movido”. En uno de los videos se escucha a la mujer decir: “Todos vamos a colaborar para respetar el negocio de la señora y para que nos cuiden”. Algunos jóvenes que intentaron quejarse fueron enfrentados con actitudes amenazantes.
La desprotección policial durante la madrugada provocó que muchos padres de familia acudieran al lugar preocupados por la seguridad de sus hijos. La noticia, que se difundió rápidamente en redes sociales, llevó incluso a que los organizadores del evento decidieran adelantar el ingreso de los asistentes, inicialmente previsto para las 4 de la tarde, abriendo las puertas del recinto desde tempranas horas de la mañana.
RESGUARDO POLICIAL
Finalmente, efectivos policiales llegaron al estadio para resguardar el acceso de más de 20 mil asistentes. A pesar del despliegue tardío de seguridad, la situación evidencia una preocupante realidad: en el Perú, ni siquiera los adolescentes en la fila de un concierto están a salvo de las redes de extorsión que buscan aprovecharse de cualquier oportunidad para imponer el miedo.
