La península de Kamchatka, en el extremo oriental de Rusia, amaneció este jueves envuelta en incertidumbre. Ocho nuevos sismos —réplicas del potente terremoto de magnitud 8.8 registrado el día anterior— se hicieron sentir en una de las zonas sísmicas más activas del planeta.
RÉPLICAS EN CADENA
En tan solo una hora, el Servicio Geofísico Unificado de Rusia reportó ocho réplicas con magnitudes entre 4.5 y 6.7 en las costas de Kamchatka. A pesar de la intensidad, las autoridades no emitieron nuevas alertas de tsunami, lo que trajo cierta calma a la población local. No se reportaron heridos ni daños estructurales.
Los expertos señalaron que este patrón de réplicas es esperado tras un evento telúrico de tal magnitud. Científicos rusos indicaron que podrían continuar durante semanas o incluso meses, como parte del proceso natural de reajuste tectónico tras el fuerte movimiento sísmico ocurrido el miércoles.
SIN IMPACTO AMBIENTAL GRAVE
Pese a la magnitud del sismo principal, las consecuencias ecológicas han sido calificadas como mínimas. Según el ambientalista Román Pukálov, de la organización Patrulla Verde, solo algunos leones marinos fueron alcanzados por la caída de rocas en zonas costeras. “Lo principal es que no hubo daños en las centrales nucleares japonesas”, subrayó.
Kamchatka es conocida por su intensa actividad volcánica y sísmica, lo que la convierte en una zona de riesgo constante. Además del peligro para las poblaciones costeras, la región puede representar una amenaza para la aviación civil debido a las columnas de ceniza volcánica que emiten sus numerosos cráteres activos.
