El primer ministro británico, Keir Starmer, anunció este martes que su gobierno podría reconocer oficialmente al Estado palestino en septiembre, en el marco de la próxima Asamblea General de las Naciones Unidas. La medida, sin embargo, está sujeta a condiciones vinculadas a la situación humanitaria en Gaza y a un compromiso real con la paz por parte del gobierno israelí. Starmer precisó que la decisión dependerá de si Israel detiene las operaciones militares, declara un alto el fuego, renuncia a cualquier intento de anexión en Cisjordania y respalda la solución de dos Estados como vía para una paz duradera.
Durante una conferencia de prensa tras una reunión de gabinete, el líder laborista enfatizó que el Reino Unido no equipara a Israel con Hamás, y reiteró que el grupo militante palestino debe liberar a los rehenes, comprometerse al cese de hostilidades, abstenerse de participar en la administración de Gaza y proceder al desarme. Starmer subrayó que su evaluación se basará en los avances concretos de ambas partes antes del inicio del foro multilateral en Nueva York.
Apoyo europeo y rechazo israelí
El anuncio de Londres se produce poco después de que el presidente francés Emmanuel Macron confirmara que Francia reconocerá al Estado palestino en la misma instancia. En respuesta al pronunciamiento británico, el Ministerio de Exteriores de Francia saludó la decisión como parte de un esfuerzo conjunto para reactivar el camino hacia la paz en Medio Oriente. Por su parte, Israel reaccionó con firme rechazo, calificando el cambio de postura como una recompensa para Hamás y un obstáculo en las negociaciones para un cese del fuego y la liberación de cautivos.
Starmer indicó que su propuesta forma parte de una hoja de ruta de ocho puntos elaborada por su gobierno, con el propósito de contribuir a una solución política al conflicto. También remarcó que esta posición busca asegurar tanto la existencia de un Estado palestino soberano como la seguridad del Estado de Israel. Finalmente, aseguró que la medida no quedará supeditada a ningún veto externo, y que el Reino Unido actuará en función de su responsabilidad internacional y de las condiciones reales sobre el terreno.