Este mediodía, el papa Francisco, de 88 años, todavía convaleciente de una neumonía, apareció en el balcón de la basílica de San Pedro del Vaticano y con una débil voz le deseó una “feliz Pascua” a los cientos de fieles congregados por el Domingo de Resurrección.
Un mes después de su alta médica, tras una larga hospitalización, la presencia del Santo Padre era incierta y el Vaticano no la había confirmado. Pero el papa apareció en silla de ruedas para dar la bendición “Urbi et Orbi” (a la ciudad de Roma y al mundo) a los feligreses.
NO LLEVABA CÁNULA
Aunque ya no lleva una cánula con oxígeno, tuvo que recurrir a un colaborador, que leyó su breve mensaje, en el que repasó los conflictos armados en el mundo y sus lamentables consecuencias. Entre ellas, la crisis humanitaria en Gaza y el aumento del antisemitismo.
Después, recorrió por sorpresa la plaza de San Pedro en el papamóvil y bendijo a algunos niños que estaban presentes. Por primera vez desde que fue elegido en 2013, el Sumo Pontífice faltó a la mayoría de las celebraciones por la Semana Santa, informa Correo.