El horario de verano podría desaparecer en Estados Unidos si Donald Trump implementa su propuesta para eliminarlo, generando un profundo impacto en la rutina diaria y las actividades económicas del país.
Bajo esta medida, los amaneceres durante los meses de verano comenzarían tan temprano como las 4:30 a.m., mientras que los atardeceres se adelantarían, reduciendo las horas de luz en las tardes.
¿POR QUÉ ELIMINAR EL HORARIO DE VERANO?
La propuesta de Trump tiene como base argumentos médicos y sociales. Según la Academia Americana de Medicina del Sueño, el horario estándar permanente estaría más alineado con el ritmo circadiano humano, lo que podría reducir riesgos de trastornos del ánimo, mejorar la salud del sueño y disminuir accidentes relacionados con la fatiga.
Sin embargo, este cambio también tiene precedentes controversiales. En 1974, se implementó un horario similar durante la crisis energética, pero fue rápidamente rechazado debido a las mañanas extremadamente oscuras en invierno. Este antecedente plantea un desafío para Trump, quien debe superar el escepticismo de la población y las divisiones políticas dentro de su propio partido.
IMPACTOS ECONÓMICOS Y SOCIALES
El fin del horario de verano podría tener ganadores y perdedores. Sectores como el comercio y los deportes podrían enfrentar pérdidas, ya que las actividades nocturnas, como cenas al aire libre y eventos deportivos, se verían limitadas por los atardeceres más tempranos. Por otro lado, los defensores del cambio aseguran que mejorará la productividad laboral y reducirá los accidentes en las mañanas, beneficiando a los trabajadores y estudiantes que inician su jornada temprano.
La eliminación del horario de verano divide opiniones no solo entre la ciudadanía, sino también dentro de los líderes políticos. Mientras Trump busca liderar esta transformación, figuras como el senador Marco Rubio abogan por mantener el horario de verano permanente, argumentando que favorece al comercio y al estilo de vida moderno.
