Un hombre identificado como Mario N., de 31 años, desató el pánico en un vuelo que cubría la ruta Bajío-Tijuana en México al intentar secuestrar la aeronave para desviarla hacia Estados Unidos.
Según las autoridades, el sujeto viajaba acompañado de su esposa y dos hijos cuando protagonizó el incidente que terminó con su arresto y traslado al hospital.
ATERRIZAJE DE EMERGENCIA TRAS ATAQUE
De acuerdo con la Secretaría de Seguridad Federal, Mario N. agredió a una aeromoza e intentó ingresar a la cabina de pilotos para obligarlos a cambiar el rumbo del avión. Ante esta situación, la tripulación y varios pasajeros intervinieron rápidamente para reducirlo y evitar mayores consecuencias.
El avión realizó un aterrizaje de emergencia en Guadalajara, donde agentes de la Guardia Nacional detuvieron al hombre. Sin embargo, durante su traslado a la Fiscalía, intentó apoderarse del arma de un uniformado, lo que provocó un accidente vehicular con la patrulla.
ANTECENDENTES Y EXPLICACIÓN DEL INCIDENTE
La esposa del detenido explicó que Mario N. habría sufrido una crisis nerviosa, motivada por amenazas de muerte contra su familia. Según su testimonio, ambos habían sido víctimas de secuestro y, tras pagar por su liberación, continuaron siendo intimidados por delincuentes que prometieron atacarlos al llegar a Tijuana.
Esta versión es investigada por la Fiscalía General de México, que ha abierto una carpeta de investigación por delitos de amenazas y ataques a las vías de comunicación.
El rápido accionar de la tripulación y los pasajeros evitó que la situación se agravara. Las aerolíneas refuerzan continuamente protocolos de seguridad, y este caso es un ejemplo de cómo la coordinación y la valentía pueden prevenir tragedias mayores.
El incidente también pone en foco la importancia de abordar problemas emocionales y psicológicos que podrían derivar en situaciones críticas durante los vuelos, un desafío creciente en la industria aérea.
Mario N. permanece bajo custodia mientras se recupera de las lesiones sufridas durante su detención. La Fiscalía analiza los hechos para determinar la gravedad de los delitos y si las amenazas hacia su familia tienen fundamento.