Una historia que nos hace recordar, una vez más, que el perro es el mejor amigo del ser humano. Se trata de Karina Chikitova, una pequeña de tan solo 4 años que estuvo en grave peligro cuando se perdió en los bosques siberianos de Yakutia, en una remota aldea de Olom.
Su padre se adentró a los bosques para combatir los incendios forestales, pero no se imaginó que su pequeña intentaría perseguirlo, lamentablemente, la niña terminó perdida junto a su mascota Naida. Su abuela, que pensaba que la menor se hallaba junto a su padre, no se percató de la situación, sino fue la madre de la niña, Talina, quien recién se dio cuenta de su desaparición cuatro días después.
La niña estaba totalmente expuesta, no solo al intenso frío, sino a los depredadores de la zona, pues osos y lobos suelen vagar en los alrededores. La pérdida de la menor desató una gran movilización de la comunidad para buscarla, más de 100 personas, entre rescatistas y voluntarios, se unieron sin muchas esperanzas de poder hallarla.
ROL CRUCIAL
La pequeña, por su corta edad, no entendía la magnitud de lo que ocurría, sin embargo, su perro Naida fue fundamental para su sobrevivencia. El animal no dejó a la niña sola y se mantuvo cerca para proporcionarle calor durante las frías noches siberianas.
Después de nueve días de angustia, Naida tomó una decisión instintiva y vital, regresar al pueblo. En tanto, en el lugar la desesperación crecía, debido a los pocos avances por ubicarla, más aún por las condiciones extremas del clima y el terreno, también por la presencia de huellas de osos cerca del lugar donde debía haberse internado la pequeña.
Las esperanzas resurgieron con la presencia de Naida, el perro que acompañaba a la menor, que sorpresivamente apareció el noveno día en el pueblo. Los rescatistas doblegaron sus esfuerzos, pues la presencia de la mascota renovaba las esperanzas de que la niña estuviera viva.
Guiados por el animal, los rescatistas se adentraron más profundamente en los bosques, hasta que, el onceavo día lograron hallar a la niña, acurrucada en el lecho de hierba alta. La menor estaba delgada, con la ropa sucia y cubierta de picaduras de mosquitos, pero estaba viva.
Aunque esta historia se desarrolló en 2014, marcó a los pobladores de la región de Yakutsk, donde se erigió una estatua en honor a Karina y a su fiel mascota, simbolizando la valentía y lealtad que les permitió superar la adversidad.
