En Estados Unidos, un joven llamado David Mosher estaba muy enamorado de su novia, Heather Lindsay. Por eso, tras dos años de noviazgo planeó pedirle matrimonio.
Pero la petición estaba planeada para una cita que vendría después de una visita al médico en la que a Heather le diagnosticaron un agresivo cáncer de mama que se había extendido a los ganglios linfáticos.
A pesar de ello, David mantuvo su decisión y le pidió matrimonio al amor de su vida, que aceptó. A partir de ahí se centraron en la lucha contra la enfermedad de ella, mediante quimioterapia y fijaron la fecha de la boda.
Sin embargo, la enfermedad de Heather no remitió y se extendió a los pulmones y el cerebro. La pareja recibió una llamada de los médicos del hospital donde ella estaba internada, para advertirles de que posiblemente no viviría muchos días.
Así, la pareja decidió adelantar los planes de boda y contrajeron matrimonio en la capilla del hospital. Heather se vistió de novia y aún con los cables y ayudas mecánicas en su cama de hospital, dio el sí quiero rodeada por familiares y amigos.
El emotivo momento se vio ensombrecido porque tan sólo 18 horas después falleció. "Tuvimos el año más duro de nuestra vida, pero también un gran amor", declaró su esposo tras el fallecimiento.