Vladimir Demikhov fue un científico ruso conocido por ser uno de los pioneros en cuanto a trasplantes de órganos en el mundo aunque para muchos su fama se basa en un caso muy particular en el que su perro terminó con dos cabezas, el cual era un can completo con la cabeza y las patas frontales de otro perro adheridos a su lomo. ¡Una locura!
Según menciona el portal Batanga, “a un perro pequeño se le hacía una incisión en la base del cuello exponiendo la arteria yugular, la aorta y una parte de la columna espinal para ser juntadas con las venas principales del perro más grande, compartiendo así varios vasos sanguíneos y el corazón”. El resultado no fue algo muy agradable que digamos.
Y es que se trataba de un perro con dos cabezas con movilidad independiente, lo que podía durar varios días o, en el mejor de los casos, un mes. Este fue el inicio de otros experimentos parecidos que tuvieron a los monos como principales protagonistas. Además, y aunque parezca mentira, los trabajos de Demikhov sirvieron para mejorar los procedimientos de trasplante de órganos que se usan hoy en día para salvar millones de vidas.
Sin embargo, otros grupos de personas creen que sus métodos son condenables por haber utilizado animales en sus pruebas. Lo cierto es que Demikhov se hizo muy conocido durante la Segunda Guerra Mundial, época en la que colaboró en el tratamiento de muchos soldados y en el que empezó a preguntarse si es que era posible trasplantar corazones y pulmones humanos.
Quizás lo mejor que le pudo pasar a Demikhov fue nacer en el país y en la época correcta para realizar todos sus experimentos y estudios, ya que Stalin proporcionó hospitales secretos para experimentar con el trasplante de órganos y la prolongación de la vida.
