El mundo del rock está de luto. Ozzy Osbourne, legendario vocalista de Black Sabbath y figura clave en la historia del heavy metal, falleció a los 76 años. La noticia fue confirmada por la agencia Associated Press, que difundió un mensaje de la familia Osbourne informando que el músico murió rodeado de sus seres queridos y solicitando privacidad en estos momentos difíciles.
El deceso del llamado "Príncipe de las Tinieblas" ocurre pocas semanas después de su última presentación pública en Birmingham, su ciudad natal, donde compartió escenario por última vez con los miembros originales de Black Sabbath. El evento, titulado Back to the Beginning, marcó el cierre de una era para la mítica banda británica y fue descrito como su “última despedida”.
Un legado marcado por el exceso y la reinvención
Nacido como John Osbourne en 1948, Ozzy creció en un barrio obrero de Birmingham y encontró en los Beatles la chispa que encendió su vocación musical. Su salto a la fama se dio en 1969 con Black Sabbath, grupo que revolucionó el rock con su sonido oscuro y letras sombrías. Tras ser expulsado en 1979 debido a sus adicciones, Osbourne forjó una exitosa carrera como solista, con más de una decena de discos y una imagen que mezclaba lo teatral con lo transgresor.
Aunque su vida estuvo marcada por los excesos, Ozzy logró convertirse en un símbolo cultural que trascendió la música. Respetado por sus pares e incomprendido por sectores conservadores, su figura encarnó la rebeldía del rock y dejó una huella imborrable en varias generaciones. Le sobreviven su esposa Sharon, tres hijos de su segundo matrimonio —Jack, Kelly y Aimee— y tres hijos de una relación anterior.
