Los campesinos en nuestra sierra lo llaman "el danzante de la casa del diablo", pero fue José María Arguedas quien los inmortalizó en varias de sus novelas y generalizó el término Danzantes de Tijeras por las láminas metálicas que entrechocan mientras bailan. Conozcamos a continuación las creencias andinas que están tras esta vibrante danza.
El Dominical