Organizaciones criminales vienen empleando métodos de extrema crueldad para eliminar víctimas en la capital. Estas prácticas incluyen desmembramientos y extracción del rostro para impedir su identificación de las víctimas que luego son arrojadas al río Rímac.
El primer caso corresponde a Fabiola Alejandra Caicedo Piña (19), cuyo cuerpo mutilado apareció el 9 de junio en la atarjea de Sedapal, en el distrito de El Agustino. El segundo, un hombre calcinado sin ojos ni piel, fue hallado el 28 de junio en la misma zona.
Crimen con "sello forense"
Especialista indican que las mutilaciones revelan conocimiento técnico de los criminales. El cuerpo de Fabiola Caicedo fue identificado una semana después mediante tatuajes en su torso, tras flotar kilómetros por el río.
Danny Humpire, antropólogo forense, explicó que el agua dulce acelera la descomposición, pero destacó que los criminales "tienen conocimiento forense" al remover el rostro. En el segundo caso, la víctima presentaba cortes con bisturí en el rostro y extracción ocular, lo que Humpire calificó como un "acto de ensañamiento".
Vinculación con mafias extranjeras
Según expertos, estas prácticas serían una estrategia de organizaciones criminales extranjeras para demostrar poder e infundir temor entre bandas rivales. Los métodos que incluyen desmembramiento, quemaduras y eliminación de rasgos identificables, buscan dificultar las investigaciones y reforzar su control territorial.