Las investigaciones más recientes en el complejo arqueoastronómico de Chankillo, en el valle de Casma (Áncash), revelaron la presencia de estructuras orientadas a fenómenos celestes que superan en antigüedad al reconocido observatorio solar del sitio. Según el arqueólogo Iván Ghezzi Solís, director de la Unidad Ejecutora 010 Chankillo, se trata de construcciones de más de 3,300 años, lo que amplía significativamente el marco temporal del desarrollo astronómico en la región andina.

Un corredor lunar y piezas rituales amplían la lectura del sitio
Los trabajos realizados entre abril y noviembre permitieron identificar, además, un corredor alineado con los movimientos de la luna, lo que complementa las conocidas observaciones solares efectuadas desde las Trece Torres. Este hallazgo refuerza la idea de que Chankillo funcionó como un centro complejo de seguimiento celeste, donde se registraban tanto ciclos solares como lunares, dando cuenta de un conocimiento astronómico más diverso del que se pensaba.

Durante las excavaciones también se recuperó una gran vasija ceremonial, hallada fragmentada en la zona de acceso al observatorio solar. La pieza, de más de un metro de altura y atribuida al estilo Patazca, presenta representaciones de guerreros y motivos escalonados vinculados al sitio. Para los especialistas, estos elementos confirman la relación entre prácticas rituales, poder político-militar y observación astronómica dentro de la antigua sociedad asentada en Casma.

El equipo investigador informó que se han identificado doce nuevos puntos asociados al sistema astronómico de Chankillo en los valles de Casma y Nepeña. Estos espacios se propondrán a la Unesco para futuras declaratorias de Patrimonio Mundial. Paralelamente, se proyecta habilitar parcialmente el complejo para visitantes en los próximos años, continuando con la restauración de las Trece Torres y del llamado Templo Fortificado, estructuras centrales para interpretar la vida social, religiosa y científica de una de las culturas más antiguas del Perú.

Expansión regional y significado científico del hallazgo
El descubrimiento de una estructura datada en torno al 1250 a.C., es decir, mil años antes del observatorio del 250 a.C., ha despertado el interés de instituciones académicas nacionales e internacionales. Los especialistas consideran que la antigüedad del sistema astronómico podría abrir una nueva línea de investigación sobre el origen temprano de la observación celeste en los Andes y su evolución hacia complejos más elaborados como las Trece Torres.

Los arqueólogos resaltan que el hallazgo también permite comparar el desarrollo científico de las sociedades del valle de Casma con otras culturas tempranas del mundo, ya que se trata de uno de los registros más antiguos de planificación arquitectónica orientada a fenómenos astronómicos. Este enfoque integral, que combina ingeniería, ritualidad y conocimiento del cielo, sugiere la existencia de élites especializadas con roles astronómicos definidos.

De acuerdo con la Unidad Ejecutora 010 Chankillo, los estudios continuarán en zonas aún no excavadas, donde se presume que podrían existir más estructuras relacionadas con observaciones solares, lunares e incluso estelares. Las futuras investigaciones buscarán precisar la cronología completa del sistema y determinar cómo interactuaban entre sí los distintos puntos astronómicos hallados en los valles de Casma y Nepeña.



