Cultura

Ayer, 07:12 AM

¿Qué cosas estaban y están "prohibidas" durante el Viernes Santo?

Recordemos las restricciones de antaño de cada Semana Santa, algunas te sorprenderán.




La Semana Santa representa un momento de profundo significado para quienes profesan la fe católica y para otros es un fin de semana largo para hacer actividades fuera de la rutina, lo cierto es que es una de las fechas que conmemora un acontecimiento muy importante en la historia de la humanidad, la pasión de Jesús de Nazaret.

El Jueves Santo recuerda la Última Cena y el Viernes Santo conmemora la pasión y muerte de Jesús de Nazaret en la cruz y como dicta la tradición católica durante la Semana Santa hay muchas tradiciones que han sobrevivido al paso del tiempo y todavía se mantiene y otras que con el devenir de los años solo quedaron en el recuerdo.

Para muchos jóvenes en la actualidad, parecería algo sacado de una historia de ciencia ficción saber que la Iglesia tenía muchas restricciones para el jueves y viernes santo, como la total abstinencia sexual, así como no escuchar ningún tipo de música, no cantar y hasta no regañar a los niños en casa.

Otra de las prohibiciones, en los círculos mas radicales de los antiguos hogares católicos y cristianos era no vestir de rojo, no barrer, no cortar cosas y hasta el hecho de no poder clavar nadar en el hogar.

No se podía ni escuchar música

También, una prohibición, que afortunadamente cambio con el tiempo, era solo ver en la televisión películas o documentales relacionados a la Semana Santa y si ponías la radio en los 70 y 80 no trasmitían su programación habitual, muchas estaciones solo se sumían en el más absoluto silencio.

Una costumbre que se mantiene hasta nuestros tiempos, es recorrer las siete iglesias, escuchar misa, así como que  en el jueves y viernes santo no está permitido comer carne de mamíferos, lo que corresponde a carne de res o cerdo y aves como el pollo o el pavo.

Sin embargo, la vivencia espiritual no se limita únicamente a lo alimenticio. Para muchas personas, este periodo también implica detenerse y evaluar sus comportamientos cotidianos.

Cabe señalar que, así como las tradiciones y costumbres religiosas cambian, cada persona debe aprovechar este feriado largo para recobrar fuerzas, y reflexionar un poco, quizá un poco de meditación hagan de este mundo un lugar mejor después de todo.


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