El mar es el territorio más inexplorado del planeta. Siendo así es lógico pensar que no conocemos a todas sus criaturas, y lo que sabemos de las que hemos descubierto es algo que puede cambiar en cualquier momento. Los científicos acaban de comprobarlo.
Los pulpos, criaturas tomadas por seres solitarios, solo suelen juntarse una vez al año para aparearse y vagan solos tanto tiempo que se creía que el resto de su vida no conocían a más compañeros de su especie. Hasta que se descubrió ‘Octlantis’ en la bahía de Jervis, al sureste de Australia.
Así es como los expertos han bautizado a una roca marina donde conviven de 10 a 15 pulpos de la especie Octopus tetricus en armonía y comunidad. Es la segunda ‘ciudad’ de este tipo encontrada. La primera apareció en 2009 no muy lejos de la zona y se le llamó ‘Octopolis’.
Sin embargo, en Octopolis se cree que los pulpos se reunían por la presencia de un objeto humano incrustado en las rocas. La ausencia de este tipo de objeto en Octlantis demostraría que los cefalópodos se juntan de propia voluntad para interactuar socialmente.
“Estos comportamientos son el producto de la selección natural, y pueden ser notablemente similares al comportamiento social complejo de los vertebrados”, dice David Schell, autor principal de la investigación.
“Sugiere que cuando ocurren las condiciones adecuadas, la evolución puede producir resultados muy similares en diversos grupos de organismos”, detalla. En apariencia, Octlantis, a 15 metros de la superficie, es un lugar peculiar.
Las conchas de almejas de las que se alimentan los pulpos se acumulan y, tras grabar 10 horas con una GoPro, se pudo ver hoyos excavados en la arena junto a las pilas de conchas. “Hacen de estos pulpos verdaderos ingenieros ambientales”, dice un artículo publicado en el Marine and Freshwater Behavior and Physiology.
Aunque esto no quiere decir que se pueda generalizar el comportamiento de los octopus tetricus a las demás especies de pulpos. Según plantean, este fenómeno se daría en pequeñas parcelas con abundante comida.
Aunque, como en toda vida social, hay tanto relaciones como conflictos. Los científicos han observado con curiosidad que los machos pasan gran parte del tiempo persiguiéndose por los alrededores de la roca ciudad.