La Semana Santa, a diferencia de otras festividades como la Navidad, se ha caracterizado siempre por variar de fecha cada año y esto, sin duda, continúa generando dudas y curiosidad en las miles de personas que profesan la fe católica en el mundo.
Este cambio está estrechamente relacionado con la astronomía y se remonta al año 325 después de Cristo, cuando se celebró el primer Concilio Ecuménica en Nicea (actualmente Turquía).
Lo que se estableció en aquel entonces fue que esta fecha sagrada iba a estar marcada por el ‘plenilunio’, es decir, la Semana Santa empezaría el domingo siguiente a la primera luna llena de primavera boreal en el hemisferio norte.
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Durante varios siglos, esto significó un importante tema de discusión, pero lo cierto es que esta festividad que recuerda la vida, pasión y muerte del hijo de Dios suele celebrarse entre marzo y abril, dependiendo del calendario lunar.