La madrugada de este viernes, un nuevo atentado con explosivo sacudió la tranquilidad de un barrio de Trujillo, donde delincuentes detonaron un artefacto frente a la vivienda de una familia que, según vecinos, estaría vinculada a actividades mineras. No es la primera vez: la misma casa fue blanco de un ataque similar hace algunos meses.
El estallido dañó 13 viviendas, incluida una que no tenía relación alguna con los dueños del inmueble atacado. Ese inmueble terminó con parte de la fachada desprendida y tuberías expuestas, entre ellas las de gas natural, lo que pudo desencadenar una tragedia mayor.
Los vecinos aseguran vivir con miedo, porque estos ataques se han convertido en una práctica recurrente. La zona también evidencia la presencia y dominio de organizaciones criminales. Varias fachadas llevan símbolos usados por bandas como La Jauría, un rastro que deja claro quién ejerce el control en estas calles. Y pese a que Trujillo ha estado en estado de emergencia en más de una ocasión, el clima de inseguridad no cede.
Las autoridades continuarán con las diligencias para identificar a los responsables. Mientras tanto, las familias afectadas intentan recuperarse del susto y reparar sus viviendas, sin la certeza de que este tipo de ataques no volverá a repetirse.


