Mientras Lima y Callao acaban de ingresar a un nuevo estado de emergencia, los trujillanos observan con escepticismo esta medida. Su ciudad lleva doce meses bajo el mismo régimen y, lejos de mejorar, la violencia continúa golpeando a barrios, comerciantes y transportistas.
UN AÑO BAJO CONTROL MILITAR Y POLICIAL
Trujillo, capital de La Libertad, vive desde hace un año bajo estado de emergencia. La medida, implementada por el Ejecutivo para frenar la delincuencia organizada, no ha logrado los resultados esperados. La presencia de las fuerzas del orden sigue siendo limitada, mientras los atentados, extorsiones y asesinatos continúan en aumento, lo que refleja la falta de control sobre la situación.
Otras provincias como Pataz y Virú también se encuentran bajo el mismo régimen, debido al incremento sostenido de la criminalidad y la expansión de redes delictivas que afectan a diversas actividades económicas y sociales.
220 HOMICIDIOS EN LO QUE VA DEL AÑO
Según datos de la Policía Nacional, La Libertad ha registrado 220 homicidios solo en lo que va del año, una cifra que evidencia la magnitud de la crisis de seguridad que azota a la región. A pesar de la continuidad del estado de emergencia, los resultados en materia de reducción del crimen son mínimos, lo que ha generado cuestionamientos entre los ciudadanos sobre la eficacia real de esta política.
El temor y la sensación de abandono se han extendido entre los habitantes, que perciben que la violencia supera la capacidad de respuesta de las autoridades. Trujillo, una de las ciudades más importantes del norte del país, sigue enfrentando una ola delictiva que pone en duda la efectividad de las medidas adoptadas por el Gobierno.