Abrió su restaurante después de dos meses sólo para preparar 200 pollos a la brasa. Además se prestó dinero para comprar costales de papa, agua y otros alimentos con el objetivo de donarlos a la olla común que los vecinos de la zona de Caraguay, en el distrito de Santiago (Cusco) organizaron ante la falta de alimentos por la cuarentena.
A pesar de haber cerrado su pollería, Justino Ugarte no dudó en dar hasta lo que no tenía ante la gran cantidad de banderas blancas de las zonas más pobres de Cusco las cuales pedían ayuda.
La pollería Don Wilberth ha dejado de vender los 100 pollos diarios y hoy sólo entregan vía delivery 30 raciones. A pesar de esta situación, Justiniano, su esposa, sus hijos y sus trabajadores no dejan de apoyar a los que más necesitan.