Los vecinos de Balconcillo, en La Victoria, viven un verdadero calvario por las obras que avanzan sin orden ni previsión. Las calles quedaron convertidas en un terral, las veredas están abiertas por tramos y varias tuberías resultaron dañadas. Como consecuencia, algunos residentes ya no pueden sacar sus vehículos de las cocheras.
DENUNCIA VECINAL
El panorama es desolador. Las cámaras de Buenos Días Perú registraron el polvo en el aire, zanjas abiertas y montículos de piedra que bloquean los accesos. Dimas, quien vive en la zona desde hace cincuenta años, retiró piedras acumuladas en la puerta de su casa. Mostró su fastidio no solo por el desorden, sino también por la ausencia de servicios básicos para quienes ejecutan la obra.
“No hay ni una caseta de baño”, reclamó. Aseguró que más de una vez observó a trabajadores usar las áreas verdes como improvisados servicios higiénicos.
La molestia se repite en diferentes puntos. Iris Vázquez denunció que la tubería de agua de su casa quedó dañada. “Han roto mi retiro y no me dan garantías. Tendré que iniciar los procedimientos administrativos porque, si no, nadie responde”, afirmó. Señaló que la vereda fue levantada sin criterio y que los operarios no utilizan maquinaria para avanzar con orden.
Aunque muchos vecinos reconocen la necesidad de mejorar la zona, cuestionan la forma en que se ejecuta la obra. Aseguran que se destruyeron cuadras que estaban en buen estado.
“La cuadra cinco de Las Esmeraldas estaba perfecta. Igual la rompieron. ¿Por qué rompen calles nuevas?”, expresó otro residente, quien calificó los trabajos como innecesarios y mal planificados.
El caos también afecta a quienes tienen cocheras. Varios vehículos quedaron varados porque las calles fueron abiertas sin vías alternas. “Estamos encerrados. Rompen el desagüe, el agua y ahora el gas. Todo es un laberinto”, señaló una vecina. Incluso hubo caídas y problemas con movilidades escolares que ya no pueden ingresar.
Uno de los ingenieros a cargo indicó, fuera de cámaras, que las obras culminarían en un plazo aproximado de cinco meses. Hasta el cierre del informe, la Municipalidad de La Victoria no ofreció un pronunciamiento oficial.


