La violencia y el crimen organizado han convertido a los músicos en un nuevo blanco de las extorsiones. Artistas de cumbia y otros géneros han denunciado que las amenazas de bandas criminales los han obligado a dejar los escenarios y cambiar su forma de trabajar por temor a represalias.
Leonel de León, exintegrante de La Progresiva del Callao, Papillón y Orquesta Candela, reveló que, al iniciar su carrera como solista, fue víctima de amenazas que lo obligaron a alejarse de la capital. “Mandaban videos, empezaron a jugar con mi familia. Me enviaban fotos de los colegios donde estudiaban mis hijos. Tuve que irme al sur del país por algunos años”, contó.
El terror que sienten los músicos ha hecho que algunos solo realicen presentaciones privadas y eviten eventos masivos. “He dejado de ir a discotecas y eventos públicos. Ya no publico mis agendas por seguridad”, agregó De León.
“Nos mandan el árbol genealógico de nuestra familia”
El cantante Christian Domínguez, líder de Gran Orquesta Internacional y Puro Sentimiento, confirmó que las extorsiones no son una novedad para los músicos. Sin embargo, ahora han escalado a otro nivel.
“Antes la extorsión llegaba con balas a tu puerta o una granada. Ahora matan. Disparan y, si muere alguien, bueno, murió. Y si no, sirve para que sepan que van en serio”, afirmó.
Domínguez criticó que la declaración del estado de emergencia en Lima y Callao, en lugar de protegerlos, ha generado que los contratos de los artistas se cancelen. “El estado de emergencia hace que los contratos se caigan porque los shows acaban a la medianoche. Nos quitan trabajo. ¿Qué sentido tiene esto si no hay seguridad?”, cuestionó.
Por su parte, Jonas Herrera, de Real Band Perú, contó que ha recibido constantes llamadas de extorsionadores y que incluso algunos de sus compañeros han renunciado por miedo. “Nos han llamado para saber dónde estábamos tocando. Luego, empezaron a llamar insistentemente. Hemos tenido que cambiar de número. Hay integrantes que han dejado el grupo porque ya no quieren seguir con miedo”, explicó.
Música bajo amenaza
Los criminales no distinguen entre agrupaciones grandes o pequeñas. Para ellos, cualquier músico es una posible fuente de ingresos. “Nos mandan videos de nuestra casa, de nuestro carro, de nuestros hijos. Nos envían hasta el árbol genealógico de nuestra familia”, lamentó Domínguez.