El mundo cambió tras la Segunda Guerra Mundial, un conflicto complejo que modificó la historia del planeta. Sebas, de El Mapa de Sebas, llegó al set de Buenos Días Perú para repasar su desarrollo, las batallas más importantes, los bandos que lucharon en ella, y detalles curiosos sobre la participación de Perú en la guerra decisiva en el siglo XX.
La Segunda Guerra Mundial fue uno de los conflictos armados más devastadores y que generó grandes pérdidas humanas. Se calcula que entre 55 y 60 millones de personas murieron durante los seis años que duraron los enfrentamientos armados que se extendieron por todo el mundo. Sin embargo, para entender los orígenes de este gran acontecimiento histórico debemos retroceder a finales de la Primera Guerra Mundial, que culminó con la firma del Tratado de Versalles el 28 de junio de 1919. Este hecho sería, al menos en parte, el detonante de los acontecimientos que se desarrollaron durante los años siguientes y que acabarían por llevar a Adolfo Hitler al poder y terminar desencadenando un nuevo conflicto que acarrearía episodios tan terribles como el Holocausto y bombardeo a Hiroshima y Nagasaki.
De una manera didáctica y breve, Sebas explicó un resumen de la extensa historia de este conflicto militar global que tuvo como protagonistas a Estados Unidos, el Reino Unido, la Unión Soviética, Alemania, Japón e Italia. E Incluso, detalló la participación indirecta que tuvo Perú en este gran suceso.
PARTICIPACIÓN DE PERÚ EN LA 2DA GUERRA MUNDIAL
Perú permaneció neutral al declararse la guerra europea después de la invasión a Polonia por los nazis el 1° de septiembre de 1939, ya en 1941 seis semanas después del ataque a Pearl Harbor, el 7 de diciembre de 1941 que motivó la entrada de Estados Unidos a la Segunda Guerra Mundial, que el Perú rompió relaciones diplomáticas con el eje, pero no declaró la guerra a Alemania y Japón sino hasta el 12 de febrero de 1945, para ser admitido como miembro fundador de la Organización de las Naciones Unidas.
Si bien Óscar Raimundo Benavides, presidente provisorio de la República, había mostrado alguna simpatía hacia el fascismo italiano y español, Manuel Prado apoyó firmemente la causa aliada desde que asumió la presidencia el 8 de diciembre de 1939, y por este motivo fue el único presidente latinoamericano que visitó a Roosevelt durante la guerra. No se llegaron a enviar tropas, pero sí, algunos peruanos participaron voluntariamente enlistándose en las tropas aliadas.
Un primer incidente se produjo el 31 de marzo de 1941, cuando cinco buques de la Marina Mercantil Alemana, internados desde 1939 – el München, el Hermonthis, el Montserrate y el Leipzig en El Callao y el Friesland en Paita, intentaron zarpar sin contar con el permiso de las autoridades peruanas. Los dos primeros lograron salir a mar abierto, pero fueron alcanzados al poco tiempo, siendo incendiados por sus mismas tripulaciones. Lo mismo sucedió con el Leipzig y el Monserrate, aunque este último no logró hundirse, fue reparado, y posteriormente rebautizado como BAP Callao. El Friesland, se hundió frente a Paita al día siguiente del Leipzig. El incidente tuvo consecuencias políticas al conllevar la confiscación de los navíos restantes y también de los aviones de la compañía alemana Lufthansa.
En los meses siguientes, una serie de leyes restringieron las actividades económicas y financieras de los ciudadanos de los países del Eje, decretándose también la confiscación de empresas y el cierre de los colegios y las asociaciones alemanas. Entre 1942 y 1944, un total de 370 ciudadanos alemanes fueron deportados del Perú. A menudo esposas e hijos peruanos siguieron voluntariamente a los padres de familia. El temor a la presencia de posibles espías nazis en Perú, la ruptura de las relaciones diplomáticas con los países del eje y la colaboración con los Estados Unidos, llevaron al gobierno peruano a decidir la expulsión de alemanes, italianos y japoneses del territorio nacional.
A los residentes de los países del eje en el Perú los pusieron bajo estricta vigilancia, especialmente a los japoneses que eran numerosos, ya que desde antes de la guerra se les miraba con sospecha, por la política expansionista de Japón en el Pacífico; ya que, se temía que pudiesen sabotear puertos peruanos de donde salían materias primas para ayudar a los aliados.
Una gran cantidad de japoneses fueron recluidos primero en un hotel en Chaclacayo, y luego deportados a los campos de concentración Cristal City, Kennedy y Seagoville en los Estados Unidos, muchos ya no regresaron y otros lo hicieron después de la guerra.
La política de deportaciones fue más estricta con los japoneses y no demasiado con los alemanes que eran muy pocos, y menos aún con los italianos que tenían mucho poder económico, siendo algunos dueños del Banco Italiano, que incluso no fue confiscado sino que fue adquirido por la familia Romero en febrero de 1942 y se le cambió el nombre a Banco de Crédito.
Vale la pena mencionar, que en los años previos a la guerra, durante el gobierno de Benavides, se dio una ley en 1936 que prohibía la inmigración de grupos raciales, en su artículo 3.
Si bien esta ley, estaba dirigida a cualquier grupo racial, no permitió que inmigrantes judíos que huían del nazismo en Alemania, pudiesen llegar al Perú. La comunidad judía que ya estaba afincada en nuestro país, se organizó para lograr que algunos intelectuales y artistas, pudieran hacerlo. Finalmente, esta ley fue derogada en 1945 durante la presidencia de Don José Luis Bustamante y Rivero.
A finales de 1945, durante el gobierno del presidente Bustamante, el Perú levantó las medidas restrictivas impuestas a ciudadanos alemanes. Asimismo, organizó la repatriación de los peruanos, que al estallar la guerra se encontraban en Alemania y que no podían regresar al Perú mientras la guerra impedía la travesía por el Atlántico. Finalmente, en 1951, el Perú reanudó las relaciones diplomáticas con la República Federal de Alemania.
Con información de El Mapa de Sebas y IPerú.org
(Foto: El Comercio)