El último viernes, todo el Perú vibró con el encuentro de la selección ante Nueva Zelanda en la ciudad de Wellington. En Lima, se armaron grandes espacios para poder alentar al equipo de todos, pero hubo quienes no quisieron ni pudieron ver el partido, pues porque simplemente tenían otras misiones más urgentes qué cumplir.
Fuimos hasta las calles del centro histórico de Lima y nos topamos con aquellos peruanos que han preferido ser hinchas de su trabajo y sus familias, que de la mismísima Selección Peruana. Ellos escuchan a lo lejos cómo otros si celebran, emocionados por alguna jugada del cuadro nacional, pero ni siquiera eso los desvía de su partido de todos los días, que es lograr vender todo lo que ofrecen para poder ayudar sus seres queridos.
Muchas de estas personas pasan la noche en la calle. Para ellos el encuentro por el repechaje, anoche pasó a un segundo plano, pues lo único que los mueve es su fuente de trabajo.
