Cuenta la historia que, en la segunda mitad del siglo XX, este lugar de placer y lujuria nació como un nuevo prostíbulo en el primer puerto del Callao y fue bautizado con el nombre de “El Trocadero”.
Este nuevo night club se inauguró como una imperiosa necesitad tras la desaparición de otros donde se ejercía la prostitución en la capital, y desde que abrió sus puertas se convirtió en uno de los espacios de más visitados por los caballeros de Lima, del primer puerto y los navegantes extranjeros que estaban de pasó haciendo una parada en el Callao.
El Trocadero comenzó a operar en el año 1966 y llamó mucho la intención por el gran tamaño del lugar y la gran cantidad de trabajadoras sexuales en su interior, por lo que era conocido un ‘macroprostíbulo’ por su enorme dimensión arquitectónica.
Y es que en sus inicios era como un consorcio ya que contaba con tres enormes locales, “La Salvaje,” el denominado “El Trocadero” y para el año 1973 se dio la apertura del otro emblemático prostíbulo chalaco llamado “El Botecito”.
Cabe indicar que, en la década del 70, el municipio del Callao expidió licencias para formalizar los prostíbulos, por ello “El Trocadero” pudo funcionar de manera legal y se convirtió en uno de los principales en operar en Callao, recibiendo a más de 2 mil parroquianos por día.
En esta crónica solo para adultos de Al Sexto Día, se testigo del renacer de este emblemático prostíbulo que busca adaptarse a los nuevos tiempos y los requerimientos sexuales de las nuevas generaciones.
