Tras los diversos huaicos, lluvias e inundaciones que ha tenido que soportar el norte de nuestro país, la población nunca se ha rendido y siempre a buscado salir adelante a pesar de adversidad. Un claro ejemplo son los diversos restaurantes que podemos encontrar, los cuales no solo son un símbolo de peruanidad, sino también de lucha, esperanza, pero sobre todo fuerza. La misma que se ve reflejada en sus insumos que con mucho esfuerzo son llevados a distintos comercios para el deleite de los paladares más exigentes.
La región Piura es un punto gastronómico que no solo destaca por su deliciosa algarrobina o natillas, sino también por sus potajes salados como es el seco de chabelo, la mala rabia, por mencionar algunos. El departamento de La Libertad no se escapa a la buena sazón, allí se puede encontrar un rico cangrejo reventado o una causa trujillana, que sobresale por su salsa escabechada.
Otra zona del país es Lambayeque y su plato emblema es el seco de cabrito con frejoles. Ahora se preguntarán, ¿por qué es tan delicioso? Bueno, el secreto está en sus ingredientes, entre los que están el zapallo loche, la chicha de jora y el culantro. Los que al juntarse generan esa explosión de sabores en nuestro paladar.