Cantar el “feliz cumpleaños” y soplar las velas del pastel es una tradición extendida a lo largo del globo, pero la Universidad de Clemson, en Carolina del Sur, advierte que dicha práctica aumenta en 1.4% más los microorganismos sobre la torta.
En cada soplo alguna de las 80 millones de bacterias que se encuentran en nuestra boca son transferidas a la superficie del pastel. Las moléculas de saliva que expulsamos a la hora de soplar favorecen la proliferación de estos agentes hasta en 15 veces.
Las bacterias más frecuentes halladas en nuestra boca son los estreptococos, actinomises así como gram positivas. Cabe resaltar que enfermedades como la Hepatitis A o la fiebre Tifoidea no se transmiten a través de la saliva. Sin embargo, esto no significa el fin de la popular tradición, ya que la mayoría de estas bacterias son inofensivas para las personas sanas.