La frontera norte entre Perú y Ecuador enfrenta un preocupante deterioro en sus controles, especialmente en el sector conocido como Playa Sur, en Aguas Verdes, donde el ingreso y salida de mercancías ocurre sin supervisión efectiva. Vecinos y comerciantes advierten que autos, motocicletas y triciclos cruzan la zona con cargas que van desde productos básicos hasta combustible, en un entorno donde la presencia estatal es casi inexistente.
Frontera Perú–Ecuador: alerta por vacío de control y seguridad
En esta área limítrofe, el testimonio de los habitantes evidencia una sensación de abandono. Señalan que los pocos agentes policiales disponibles destinan sus esfuerzos a temas ajenos a la seguridad ciudadana, mientras que aduanas y migraciones no cuentan con personal visible que verifique documentación o procedencia de las cargas. Esto, según denuncian, favorece el paso de mercancías sin fiscalización y expone a la población a mayores riesgos.
Los pobladores de caseríos y centros poblados cercanos aseguran que el tránsito irregular de bienes se realiza durante todo el día, sin que existan puestos de control, retenes ni verificaciones formales. La falta de supervisión estatal, indican, ha convertido la zona en un punto crítico para el contrabando de combustible, alimentos, ropa e incluso armamento y municiones.
Esta realidad contrasta con el panorama del extremo sur del país, donde el Gobierno ha reforzado la vigilancia en la frontera con Chile mediante el despliegue de policías, militares y unidades móviles de control. En Tumbes, pese a la reciente visita del presidente José Jerí, los residentes señalan que la situación sigue sin cambios y que Playa Sur continúa siendo un paso vulnerable para el movimiento ilegal de mercancías y personas.


