Han pasado casi 50 años desde aquel episodio trágico de 1970, mientras todos los peruanos disfrutaban del partido inaugural del mundial de México, el departamento de Áncash sufría un terremoto y un posterior alud que destruiría el norte de Lima.
Era las 3 y 23 de la tarde cuando ese sector del Perú comenzó a temblar y como todo fenómeno natural tiene su origen, este fue el mar de Chimbote. Ese epicentro ubicado a 375 km de Lima con una magnitud 7.9 en la escala de Richter provocó que una masa glaciar del Huascarán cayera y originará una gigantesca masa de tierra, rocas, árboles, barro, que terminaría arrasando con la ciudad de Yungay.
Estos efectos destructivos abarcaron un área de 65 mil kilómetros cuadrados y afectaron a más de 3 millones de habitantes, 186 fueron considerados como damnificados y al menos 150 mil resultaron heridos.
Por ese motivo, la tragedia es catalogada como uno de los terremotos más destructivos del mundo, incluso el Servicio Geológico de Estados Unidos (USGS) lo considera de esa forma.
El domingo se cumplen 50 años del terremoto y del antiguo Yungay ya no queda nada.