Los atentados contra choferes del transporte público, sumados al cobro de cupos y extorsiones, están provocando una alarmante reducción del parque automotor en Lima y Callao. De acuerdo con una investigación del diario El Comercio, cerca de 5 mil vehículos han dejado de circular en la capital debido al incremento de la violencia contra los transportistas. Esta situación se suma a la creciente inseguridad ciudadana que afecta a conductores y usuarios por igual.
Martín Ojeda, director de la Cámara Internacional de la Industria de Transporte, explicó que la falta de conductores es un problema global, pero en el Perú se agrava por la inseguridad y la informalidad. Indicó que, a nivel mundial, el déficit de choferes oscila entre el 18% y el 20%, pero en el país “se ha satanizado al conductor” y la amenaza constante de extorsionadores y sicarios está provocando que cada vez menos personas quieran dedicarse a esta actividad.
Según Ojeda, el escenario podría empeorar: la escasez de conductores formales abrirá paso al incremento de colectivos y transportistas informales, lo que deteriorará aún más el sistema. “Si no hay choferes, habrá menos servicio o se impondrá la ilegalidad”, advirtió. Sostuvo además que la combinación de criminalidad, falta de regulación y ausencia de garantías laborales está llevando al sector al borde del colapso.
VEHÍCULOS INFORMALES
Ante esta crisis, la Autoridad de Transporte Urbano para Lima y Callao (ATU) enfrenta un reto cada vez mayor. Luis Rivera, subdirector de fiscalización, informó que en lo que va del año se han internado 5.573 vehículos informales durante operativos realizados junto a la Policía Nacional. Sin embargo, advirtió que muchos de estos autos y combis ilegales pueden ser usados para actividades delictivas, por lo que insistió en reforzar la seguridad y la formalización del servicio.


