La marcha del domingo 21 de septiembre, convocada por colectivos vinculados a la llamada Generación Z, terminó en caos cuando la policía intervino de manera contundente, alcanzando a manifestantes incluso dentro de los baños de un centro comercial del Centro Cívico.
El conflicto se intensificó cuando un grupo de manifestantes lanzó una bomba Molotov, lo que derivó en un aumento del uso de la fuerza por parte de la Policía Nacional. Los colectivos no lograron llegar hasta el Congreso, y en diversos puntos de la ciudad se registraron escenas de violencia, como jóvenes pateando a efectivos policiales y apropiándose de escudos de la PNP como “trofeos de guerra”.
El jefe de la Región Policial Lima, general Enrique Felipe Monrroy, confirmó el uso de postas de goma durante la intervención, descartando el uso de perdigones: “No usamos perdigones. Son cartuchos de postas de goma como pueden apreciar, circunferencias plásticas 100%”, señaló.
PERIODISTAS AFECTADOS
La represión también afectó al personal periodístico. Jahaira Pacheco, reportera de Exitosa, recibió impactos de postas de goma en ambas piernas, mientras que su camarógrafo también resultó herido. Diego Quispe, de Ojo Público, denunció haber sido impactado en la espalda sin que ningún manifestante estuviera lanzando objetos. La Asociación Nacional de Periodistas reportó 18 ataques a periodistas durante ambas jornadas de protesta.