Han pasado cuatro meses desde que el puente de Chancay colapsó, dejando un saldo fatal de dos personas fallecidas y cerca de 50 heridos. Esta infraestructura era clave para conectar el megapuerto de Chancay con la capital, y pese a la gravedad del caso, las autoridades aún no han implementado una solución definitiva. En su lugar, se instaló un puente modular que no da abasto ante el alto flujo vehicular de carga pesada.
Transportistas denuncian que el tránsito sigue siendo caótico y que las colas se extienden por kilómetros. “Ya vamos a cantarle cumpleaños al puente”, ironizó un conductor, al recordar que la estructura provisional lleva meses sin mejoras. Desde la Confederación Nacional de Comerciantes, Kiara Antúnez advirtió que esta situación afecta gravemente a miles de micro y pequeñas empresas que dependen del flujo constante de mercancías hacia y desde el megapuerto.
La preocupación se extiende a otras zonas. En Aucallama, el único paso hacia Huaral —refaccionado en 2021— también presenta signos de abandono. El puente luce oxidado, hundido y sin condiciones seguras para el paso peatonal. Vecinos alertan que, de no actuar a tiempo, podría repetirse una tragedia similar a la de Chancay.
CIUDADANOS EXIGEN RESPUESTAS
El reloj corre y el riesgo aumenta. Transportistas, empresarios y ciudadanos demandan respuestas inmediatas del Ministerio de Transportes. La falta de acción, sumada al desgaste estructural, amenaza con colapsar no solo la infraestructura vial, sino también la confianza en la capacidad de respuesta del Estado.