Las calles de Villa María del Triunfo se han convertido en verdaderos lodazales debido a las persistentes lloviznas del invierno limeño. El barro ha cubierto vías completas, dificultando el paso de vehículos y peatones, incluso frente a lugares emblemáticos como el Cementerio de Nueva Esperanza. “Todo está barro, parece mazamorra”, relata un vecino mientras camina por el fango que lo hunde hasta los tobillos.
Los residentes del asentamiento humano Villa Lourdes son algunos de los más afectados. Cada día, deben atravesar caminos resbalosos para llegar a sus casas o trabajos. Las imágenes captadas por Panamericana Televisión muestran vehículos atrapados, escolares caminando con los zapatos empapados y combis que se niegan a recoger pasajeros por el riesgo de quedar atascadas. “La mayoría de nuestros niños ya no van al colegio porque no hay movilidad”, denunció una madre de familia.
A pesar de tener una comisaría y estar relativamente cerca de zonas urbanizadas, los moradores aseguran que viven en total abandono. Denuncian que no cuentan con pistas ni veredas desde hace más de 20 años. “No conocemos lo que es una pista”, exclaman, mientras exigen al alcalde de Lima, Rafael López Aliaga, que actúe de inmediato y solucione este problema que arrastran hace décadas.
PELIGRO INMINENTE
Sin infraestructura vial básica, los riesgos de accidentes aumentan, como ya ha ocurrido en el pasado. Camiones de carga, combis y autos livianos se ven obligados a maniobrar peligrosamente en medio del barro, mientras los vecinos se preguntan: ¿Cuántos años más tendrán que esperar para tener una pista digna?