La Iglesia Católica tiene un nuevo papa. Se trata del arzobispo estadounidense y nacionalizado peruano Robert Prevost, ahora convertido en León XIV, quien asumirá funciones en el Vaticano como máxima autoridad de millones de cristianos en el mundo.
Su paso por el Perú dejó una huella profunda, especialmente en el norte del país, donde se desempeñó como arzobispo de Chiclayo en 2015. Además, cumplió un rol clave en el Callao, donde fue administrador apostólico de la diócesis, consolidando su cercanía con la fe del pueblo peruano.
Durante un año, el actual papa León XIV hizo un gran sacrificio para cumplir su labor pastoral en dos ciudades a la vez. Mientras era obispo de Chiclayo, también viajaba quincenalmente al Callao para asumir funciones como administrador apostólico.
SU LABOR EN EL CALLAO
Fue justamente en la diócesis chalaca donde celebraba sus misas y se conectaba con la comunidad local. Su cercanía con la gente, su humildad y compromiso fueron recordados por el padre José del Rosario, decano de la diócesis del Callao.
"Su santidad León XIV vino en un contexto de transición. Fue administrador apostólico mientras se esperaba al nuevo obispo. Y lo hizo con mucha entrega", expresó el sacerdote.
También resaltó cómo el papa se vinculó con la fe del pueblo: “Se acercaba al santuario, compartía la fe sencilla con nosotros los chalacos, con humildad, con cercanía y servicio. Un hombre que se identificó fácilmente con el sentir del pueblo”.
Esta etapa forma parte de la profunda relación entre el nuevo Papa y el Perú. No solo vivió décadas en el país, sino que en 2015 obtuvo oficialmente la nacionalidad peruana, consolidando un vínculo que hoy llena de orgullo a miles de fieles.
