La tensión en el fútbol peruano alcanzó un nuevo pico luego de que el árbitro Bruno Pérez, encargado del encuentro entre Alianza Lima y Cienciano, recibiera amenazas de muerte tras una cuestionada decisión arbitral. Carteles con frases como “cuando matemos a un árbitro, van a dejar de robarnos” fueron colocados en la sede de la Federación Peruana de Fútbol, y los datos personales del árbitro y su familia fueron difundidos en redes sociales, generando profunda preocupación.
Winston Reátegui, presidente de la Comisión Nacional de Árbitros (Conar), reveló en conferencia de prensa que incluso la Policía tuvo que brindar garantías personales a Pérez, luego de que se publicaran sus números de contacto. Además, denunció que el vehículo en el que se transportaba la terna arbitral fue saboteado a la salida del estadio Alejandro Villanueva. “A ese extremo estamos llegando”, lamentó, señalando la necesidad urgente de seguridad permanente para los árbitros.
Aunque la Conar reconoció errores arbitrales, especialmente en la jugada protagonizada por Paolo Guerrero, donde el VAR no utilizó los ángulos adecuados para revisar un posible penal, insistieron en que ninguna equivocación justifica actos de violencia. “El arbitraje, como todo en la vida, tiene margen de mejora, pero no puede ser blanco de amenazas”, afirmó Reátegui.
ABREN INVESTIGACIÓN PRELIMINAR
Ante la gravedad de los hechos, el Ministerio Público ha iniciado una investigación preliminar por los presuntos delitos de coacción y daño simple contra quienes resulten responsables. En paralelo, Conar evalúa sanciones internas para el juez del partido, mientras Alianza Lima ha rechazado que sus declaraciones públicas hayan sido incitadoras de violencia. La pelota, esta vez, no está en la cancha, sino en manos de la justicia.
